De Madrid a Barcelona: un road trip entre lluvia, sol y campos infinitos

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Por Carlos Mira para @thepostarg

Dicen que los mejores viajes no siempre se planifican al detalle. A veces basta con un auto confiable, algo de buena música y la voluntad de dejar atrás la ciudad. Eso fue exactamente lo que hicimos: salir desde Madrid, con rumbo a Barcelona, atravesando cerros, túneles y paisajes que mutaban con la luz del día.

El trayecto comenzó con una suave llovizna que convertía el asfalto en una cinta brillante. El parabrisas marcaba el ritmo, y el auto -alquilado a través de Europcar en la oficina de San Leonardo en plana Plaza de España- respondió con una nobleza digna de mención.

Cómodo, seguro, fácil de conducir incluso bajo la lluvia, fue más que un vehículo: fue nuestro aliado.

A medida que avanzábamos, el clima se volvía caprichoso. Entre tramos breves de lluvia y ráfagas de sol inesperadas, el camino se transformaba en una paleta viva: a un lado, cerros verdes; al otro, campos sembrados que se abrían como mantas bordadas a mano. Trigo, girasoles y alguna que otra hilera de viñas aparecían en el horizonte, recordando que España es, también, tierra de labor y belleza rural.

La ruta nos regaló postales cambiantes: túneles largos que atravesaban montañas enteras y que, al salir, nos enfrentaban a paisajes distintos, como si cada uno fuera una escena nueva en una película. El tramo por Zaragoza fue amplio y ágil, y la entrada a Cataluña comenzó a sentirse apenas cruzamos Lleida. Desde allí, Barcelona nos esperaba a apenas un par de horas, mientras el cielo finalmente se abría por completo.

Llegar a la Ciudad Condal desde el interior tiene un sabor especial. Uno percibe el cambio en la arquitectura, en la señalética, en la luz misma. Y después de más de seis horas de camino, lo que se siente es una mezcla de logro y libertad.

En tiempos donde volar es más rápido pero también más impersonal, este tipo de viajes permiten reconectar con el trayecto, con el paisaje y con uno mismo. Y cuando el vehículo acompaña con confiabilidad y comodidad, como lo hizo el de Europcar, la experiencia se transforma en un recuerdo que vale la pena repetir. Devolví el auto sin inconvenientes en Gran Vías de Barcelona bajo la atención de una argentina simpatiquísima.
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