Las Bahamas está considerado un paraíso sostenible en el corazón del Caribe por estar comprometido con el futuro del planeta, por liderar acciones medioambientales y reforzar su papel como destino turístico ejemplar en sostenibilidad, conservación marina y resiliencia climática
Con más de 700 islas e islotes bañados por un mar azul turquesa, donde se respeta la naturaleza y el turismo va de la mano de la sostenibilidad, las Bahamas es reconocido mundialmente por sus impresionantes paisajes y su rica biodiversidad marina. El archipiélago caribeño se ha consolidado también como uno de los países más comprometidos con la defensa del medio ambiente y la construcción de un futuro más verde.
Las Bahamas se destacan por ser un verdadero modelo de cómo el turismo puede ser motor de crecimiento económico y, al mismo tiempo, agente de protección medioambiental. El país ha adoptado medidas audaces para reducir los impactos del cambio climático y proteger sus recursos naturales, fundamentales tanto para la biodiversidad como para la actividad turística, principal sector de la economía local, que recibió más de 11 millones de visitantes en 2024.
Desde 2022, el Gobierno de Las Bahamas se ha comprometido con objetivos claros de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero. Aunque el país representa sólo el 0,01% de las emisiones globales, se toma muy en serio su compromiso con la causa: para 2030, el país pretende reducir sus emisiones en un 30%, lograr que al menos el 30% de su matriz energética provenga de fuentes renovables y ampliar significativamente la presencia de vehículos eléctricos e híbridos en el país.
Entre las iniciativas ya en marcha se encuentra la transición a la energía solar, especialmente en las Out Islands, donde comunidades enteras se están volviendo autosuficientes desde el punto de vista energético. El país también lidera el desarrollo de Créditos de Carbono Azul, utilizando la capacidad de las praderas submarinas para capturar carbono como activo medioambiental.
Protección de los ecosistemas marinos
Las Bahamas son un verdadero santuario ecológico. No es casualidad que el país haya adoptado como guía los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU e invierta fuertemente en la conservación de la vida marina. Proyectos como Mangrove Mania, liderado por la organización Waterkeepers Bahamas, involucran a la comunidad local en la restauración de los manglares devastados por el huracán Dorian en 2019.

En la misma línea, Coral Vita, situada en Grand Bahama, es una granja de corales que utiliza técnicas innovadoras para acelerar el crecimiento de especies autóctonas y aumentar su resistencia al calentamiento y la acidificación de los océanos. Por su parte, la organización Bonefish & Tarpon Trust ha trabajado para preservar los hábitats de peces emblemáticos como el bonefish, colaborando en la creación de cinco nuevos parques nacionales marinos.
Otra iniciativa relevante es la Atlantis Blue Project Foundation, vinculada al emblemático resort Atlantis Paradise Island, que apoya proyectos de educación ambiental, restauración de hábitats y creación de áreas marinas protegidas, con más de 4,05 hectáreas ya conservadas.
Turismo que cuida y preserva
El sector hotelero también ha sido protagonista de la transformación sostenible. Los resorts y posadas boutique invierten en prácticas ecológicas y soluciones de bajo impacto. El Tiamo Resort, en la isla de Andros, funciona con energía solar, recolección de agua de lluvia y construcciones hechas con madera local, elevadas sobre pilares para una ventilación natural. En Eleuthera, el glamping de lujo The Other Side combina comodidad y sostenibilidad, con tiendas solares frente al mar y materiales naturales.
Los nuevos proyectos siguen esta misma línea: el Six Senses Grand Bahama da prioridad a la recuperación de las playas y al uso de plantas autóctonas en el paisajismo, mientras que el Montage Cay, en Abacos, será el primer resort de isla privada de la cadena Montage con un spa construido con materiales sostenibles.

Preparación contra desastres climáticos
La ubicación geográfica de Las Bahamas hace que el país sea especialmente vulnerable a los efectos del cambio climático, como los huracanes intensos y el aumento del nivel del mar. El caso más notable fue el huracán Dorian, en 2019, que causó destrucción en Ábaco y Grand Bahama, con pérdidas estimadas en 3,400 millones de dólares.
En respuesta, el Gobierno creó la Autoridad de Gestión de Riesgos de Desastres (DRM Authority), organismo responsable de la preparación, respuesta y recuperación en situaciones de emergencia. Entre las medidas adoptadas figuran simulacros anuales con las comunidades locales, la formación de líderes y la integración de las políticas climáticas en las estrategias de resiliencia.
La rehabilitación de las islas afectadas fue lenta y se vio agravada por el reto adicional de la pandemia. Pero hoy en día, han vuelto a recibir turistas, con una infraestructura renovada y una mayor capacidad de respuesta ante eventos extremos.
Además del turismo terrestre, el sector de los cruceros también se está adaptando. El puerto de Nassau, principal puerta de entrada marítima, ha sido objeto de una reforma de 300 millones de dólares centrada en la sostenibilidad y la inclusión social.
En Bimini, la reserva marina Ocean Cay MSC alberga el Centro de Conservación MSC, dedicado a la restauración de corales. El programa Super Coral, iniciado en 2019, ya ha cultivado casi 300 fragmentos resistentes al calor con una tasa de supervivencia del 100%, incluso durante las olas de calor marino registradas en 2023.
Las Bahamas muestran al mundo que es posible unir belleza natural, innovación y compromiso medioambiental para construir un turismo más consciente. Con acciones concretas, objetivos ambiciosos y el compromiso de la comunidad, este país caribeño se posiciona como referencia mundial en turismo sostenible, un verdadero paraíso para quienes buscan viajar con un propósito.
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